domingo, 18 de diciembre de 2005

Inicia Semana de la Cultura en Puerto Padre

Por: Julián Puig Hernández

La ciudad toda se llena de luz y es justo el sustantivo, porque la fiesta de la cultura es una cita con la iluminación y quien participe de ella recibe esas irradiaciones benéficas que te hacen grande y enternecen el alma.
Así de esa manera desde el 18 y hasta el 25 de diciembre, como tradicionalmente ocurre, se desarrolla en la Villa de los Molinos, la semana de la cultura, ocasión en que confluyen no solo quienes practican manifestaciones artísticas como la danza, el teatro, la música, las artes plásticas y la literatura, sino otros, muchos, observadores en apariencia pacientes pero que muy dentro de sí llevan el signo de potenciales creadores.
El programa, grande y ambicioso, contempla actividades en centros laborales y estudiantiles, con organizaciones sociales, en comunidades campesinas y de toda índole, donde, para beneplácito de la mayoría, se disfruta magnánimamente de la obra creadora de profesionales y aficionados.
También vienen los visitantes, llamados al convite, con los ojos engrandecidos por la vorágine de citas en distintas instituciones culturales y deseosos de poder asistir a todas.
No escapan las recordaciones a aquellos que tanto hicieron y no están materialmente en la gran fiesta, pero sí en los corazones generosos de quienes saben reconocer y estiman su obra. Allá en la necrópolis local tienen a partir del primer día, un ramo de flores frescas y unas palabras altivas y espléndidas.
Mucho ha de hablarse a partir de hoy sobre esta agitada semana y como colofón sin par, el Festival del Creador Musical Villa de los Molinos, que tiene representantes, como otras veces, de diferentes regiones del país.

Dan los toques finales a la sede de la UNEAC

Por: Julián Puig Hernández

En breve la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en el municipio de Puerto Padre, contará con su sede, luego de una importante inversión en una casa ubicada en la Calle Mártires de la Herradura, en el lugar conocido por La Finquita.
Según explicó la presidenta de esa organización, la poetisa María Liliana Celorrio Zaragoza, el inmueble dispone de salas para la proyección de videos, galería de arte, pantry, oficinas administrativas.
La UNEAC tiene cinco proyectos culturales: Vega martiana, con los trabajadores de la tabaquería Vidal Navas Fernández, dirigido por Ernesto Carralero Bosch; Vidalegre, en el hogar de ancianos de la Villa Azul, organizado por Renael González Batista; Volver la luz, de la poetisa Nubia Estévez Machado, con las embarazadas; Ellos van corriendo con la vela mágica, de María Liliana Celorrio con los habitantes del Distrito Rafael Izquierdo y Un sonido para mirarme, con los integrantes de la Asociación Nacional del Ciego.
Esta importante organización dispone de otros proyectos en coordinación con instituciones culturales del territorio, como son Criterio, de la biblioteca municipal Carlos Manuel de Céspedes; La Polilla Encantada, en la librería Curro Barrera y La Esquina del Quijote, con los trabajadores del museo polivalente Fernando García Grave de Peralta y Entre Muros, junto con los obreros del Museo Fuerte de la Loma.
Durante la semana de la cultura puertopadrense, que como tradicionalmente ocurre tendrá lugar del dieciocho al veinticinco de diciembre, los integrantes de la Unión de Escritores y Artistas tienen programado un homenaje al narrador y poeta Renael González Batista, quien ganó la beca provincial de poesía Flores del Alma.
Se espera que cuando finalmente concluyan las tareas de remodelación y ampliación de la nueva sede de la UNEAC, muchos de estos proyectos se realicen aquí, lo que sin dudas constituirá un espacio para la reflexión, el debate y el feliz esparcimiento general.
Pensamos que esta nueva plaza cultural tendrá la acogida merecida, no sólo entre los miembros de la UNEAC, sino para toda la comunidad que espera con impaciencia su inauguración, afirmó María Liliana Celorrio.
El sitio, rodeado del verdor de la floresta, pudiera servir para empeños posteriores en materia constructiva siempre que las propuestas arquitectónicas respondan fielmente a su entorno.Por lo pronto, en una segunda etapa, será edificado un bar y una plataforma para la presentación de agrupaciones musicales y la ejecución de conciertos, agregó la presidenta de la UNEAC.

martes, 6 de diciembre de 2005

Nuevas perspectivas para el Campismo La Aguada de Vázquez

Por: Julián Puig Hernández

Una importante remodelación comenzará a cambiar el visual del campismo popular La Aguada de Vázquez, instalación gozosa de contar con las bondades de la madre natura como pocas en el país.
Según nos comentó el director del centro, Carlos Alberto Pérez Reyes, comenzará en breve un cambio en la cubierta de las cuarenta y tres cabañas pues se les pondrá concreto buscando una mayor durabilidad y economía.
Es un viejo reclamo, pero las condiciones no lo permitían; ahora, es un hecho y eso nos estimula a continuar trabajando por un servicio de excelencia, agregó la fuente.
El Campismo Popular La Aguada de Vázquez dispone de un arbolario milenario con especies frondosas y altas, que parecen gigantes enormes escoltando el río Pisa Papel.
Fundado en el año 1982, con cabañas rústicas, de madera y techo de pencas vegetales, prestó en sus inicios un servicio abierto y de pocas opciones. Hoy el panorama es halagüeño al contemplar el grupo de áreas para la diversión, con juegos pasivos, canchas deportivas, salas de televisión y vídeo, así como show en las noches y fines de semana donde interviene el elenco de la Casa de Cultura Ángel Ferrara, del poblado de Vázquez, y también los propios trabajadores con sus iniciativas culturales.
Pero la noticia más importante es la ampliación del área de la base en más de quinientos metros pues se prevé incorporar a nuestra instalación otra que fuera de la firma Palmares, ubicada un poco más cerca de la carretera a Las Tunas, nos indica el director y agrega. Habrá un cambio importante en la estructura actual pues el área de parqueo será en aquel lado y la puerta principal dispuesta ahora será clausurada. Le daremos entrada a todo el mundo por allá y en este espacio sólo habrá campistas alojados en la instalación.
Sin lugar a dudas con esta ampliación estará bajo el cuidado de los trabajadores del campismo una importante área boscosa víctima de los depredadores indolentes.
Al parecer este lugar dispondrá de posibilidades más factibles para ofrecer un servicio mejor perfilado para los visitantes de paso contados por miles durante los meses de julio y agosto sobre todo, cuando el sol es mucho más fuerte en Cuba.
Una de las cuestiones curiosas en este inigualable sitio es la poceta del río, donde se concentra la mayor cantidad de bañistas, pues no requiere, para proveerse, del constante reflujo de agua venida con la corriente; existen importantes manantiales encargados de mantener renovada el agua, fresca y pura como todo lo que proviene de la naturaleza.
Cuando se hable de belleza plena, hay que mirar con ojos dignos este rincón especial hecho con dedos divinos e inteligencia sin par.

viernes, 2 de diciembre de 2005

Reabre galería José Martínez Ochoa

Por: Julián Puig Hernández.

Después de haber puesto a prueba el amor y la pasión de los artistas por su haber cotidiano, reabrió sus puertas la galería de arte José Martínez Ochoa, de Puerto Padre, institución cultural única de su tipo en el territorio.
La instalación, víctima de la escasez, pero no de las desatenciones, requirió la ayuda, y la tuvo, de quienes ven en ella la posibilidad de demostrar al visitante, autóctono o de paso, que en el territorio se cultiva bien la pintura, el grabado y la cerámica, principales vertientes de labor.
Los hacedores de tal empeño, principalmente del proyecto Alfa Portus, debieron poner a un lado pinceles y gubias, treparon al tejado y desde allí comenzaron la obra mayor: revitalizar el centro que por excelencia sirve de trampolín al conocimiento público.
El principalmente problema fue localizado en el techo, de tejas francesas, pues el disloque de tales piezas desmembró la estructura inferior, sobre todo el falso-techo por donde penetró la escasa lluvia de los últimos tiempos para humedecer paredes y rincones.
Sin dudas este fenómeno es un enemigo confeso de toda obra artística y los creadores empezaron a ver con miedo la perdurabilidad de sus trabajos en el interior del recinto.
Sumado al deterioro vinieron las limitaciones de recursos y el tiempo, arrollador e indolente; pero los artistas, sabedores del peligro, reunieron voluntades y pusieron todo su empeño en pos de rehabilitar el local, su local.
Fueron jornadas, fatigosas y difíciles, donde a cada dificultad hubo que buscarle una solución y aparecieron en su inmensa mayoría, no con toda la magnificencia que querían, pero sí con todo el decoro y la sencillez necesarios.
En la noche de este jueves, justo a las ocho y treinta, una multitud se agolpó en la puerta de la galería para asombrarse con un hecho singular: al romperse la puerta de cartón que dio acceso a la exposición, titulada No hay peor gestión, no encontraron pinturas, ni grabados, tampoco cerámicas, sino tres monitores por donde se trasmitieron cronológicamente en cinta de vídeo las labores acometidas por los artistas del territorio para devolverle el corazón a su institución.
Recobrados del asombro, fue que poco a poco pudieron verse expuestos, no obstante, un grupo de argumentos posibilitadores de vislumbrar la expuesto. No con alardes ni cosa que se la parezca, sino lleno de sencillez y emoción, ingredientes de buen grado.
Las facilitadoras pusieron en bandeja pedazos de tejas para servir a los visitantes y cada uno dispuso de una pieza, donde podía leerse creo en cada una de ellas y es cierto porque funciona muy bien, para los que creen y para los que crean.
En esta noche memorable, donde salió en claro que no todo está hecho, se ha dado un paso importante para continuar elevando el nivel de iniciativas que garanticen en la galería de arte una cuota de seguridad a cada obra expuesta.
Sin dudas, a partir de ahora, nuevo oxígeno nutre el pensamiento creador en las artes plásticas.

jueves, 1 de diciembre de 2005

Activo desde el Alba

Por: Julián Puig Hernández

Los primeros pininos como trabajador agrícola los tuvo con su padre, allá en la zona campestre de Palmira, al oeste de la ciudad de Puerto Padre, y cuando triunfó la Revolución, en 1959, Raúl Infante Pérez, sólo contaba con quince años, pero llevaba el fragor de una rica experiencia laboral unido a conocimientos organizativos de la clase obrera pues en la familia existían tendencias de izquierda que le ayudaron a su desenvolvimiento futuro.
Cuando se formó la cooperativa Pelayo Cusidó Torres, trabajó allí como jornalero, junto a sus hermanos y padre. Poco tiempo después se integró a la Asociación de Jóvenes Rebeldes que formaban otros veintitantos de cuyo grupo él resultó el coordinador.
En 1960 se incorpora a las Milicias Nacionales Revolucionarias y da un paso al frente en defensa de la soberanía nacional cuando la Crisis de Octubre, atrincherándose, como tantos, en las costas con el fusil en la mano.
Cuando sobrevino el año 1961, funda la División 50, en los Mangos de Baraguá, allá donde el General Antonio Maceo, puso en alto la dignidad cubana con la protesta que trasciende los tiempos y permanece en la actualidad como un legado de incuestionable valía. En esa encomienda, Raúl, estuvo bajo las órdenes del entonces Capitán Senén Casas Regueiro.
Dos años más tarde regresa a su cooperativa en la finca de Yayales donde se constituye la Sección Sindical y resulta electo como organizador de los trabajadores de esa unidad más los asalariados de Palmira y Mesa 3.
No imaginó Raúl que a partir de sus escasos diecinueve años su vida tomaría un rumbo definitorio pues desde entonces ocupó todo tipo de cargos en el Movimiento Obrero, unido a sus responsabilidades como trabajador, tanto en talleres de maquinaria como en los propios campos de cultivo de caña.
En el año 1970 viene a la Villa de los Molinos y es empleado en el Central Azucarero Antonio Guiteras, el mayor productor de crudo del país, y en esa fábrica labora en el Departamento de Generación de Vapor donde con otros cerca de cien trabajadores ocupa el cargo de organizador de la Sección Sindical. Unos escasos meses después recibió instrucción en la Escuela de Estudio y Trabajo del municipio de Jobabo, al sur del oriente cubano y allí, luego de concluir su etapa estudiantil, termina como director del centro y Jefe de Campamento.
Sin olvidar ni soslayar sus responsabilidades en la organización de los trabajadores, se prepara como juez en los tribunales de la ley contra la vagancia y poco tiempo después pasa a ser funcionario de la CTC municipal en el Departamento de Asuntos Laborales y Sociales.
Infatigablemente, desde el año 1973, ha mantenido una rica trayectoria como cuadro profesional de la Central de Trabajadores en el municipio, alternándolo con otras tareas en empresas, pero sin perder la condición de Miembro del Secretariado municipal.
Parece increíble que este hombre, en trayectos cortos haya podido escalar escaño tras escaño hasta agrupar en su haber laboral, más de cuarenta años como dirigente sindical; pero es cierto y eso se logra sólo con el trabajo tesonero y constante.

Cuenta con sesenta y un año de edad, pronto a sumarle otro al calendario. Habla de jubilación, pero mantendrá su actividad entre los compañeros desactivados nominalmente pero llenos de pasión por organizar esa gran masa de hombres y mujeres constructores de un mundo mejor.
Durante la Conferencia municipal de la CTC, efectuada en Puerto Padre, a Raúl Infante Pérez le fue entregado un diploma que recoge, de manera sencilla, todo el reconocimiento de las diferentes instancias, política y sociales, del territorio en virtud de su infatigable labor.