martes, 18 de octubre de 2005

El NIM en Puerto Padre

Por: Julián Puig Hernández

Por ahí anda el rum-rum del Nim, ese árbol milagroso que viene como anillo al dedo, sobre todo a los campesinos, víctimas de plagas que echan por tierra años de sacrificio frente a la tierra.

Es que esta planta, de crecimiento rápido y copioso follaje, al principio muchos la tuvieron como árbol de sombra y hasta la miraron con cuidado advertidos por sus facultades venenosas; pero nunca faltan los que encuentran virtudes en los “defectos”.

Justo en la ciudad de Puerto Padre no son pocos los poseedores de Nim, ya sea frente a la vivienda o en el patio, como sustantiva sombra en estos tiempos de sol insistente.

A este enigmático vegetal los expertos le atribuyen funciones envidiables, porque afirman la tenencia de sustancias similares a la cortisona que paraliza los procesos vitales de los insectos. Hablan de la azadirachtina que obstaculiza la metamorfosis de las larvas e influye, notablemente, en la apetencia del apareamiento y por lo tanto frena la reproducción entre los insectos.

Las propiedades del Nim fueron descubiertas por los indios hace muchos años y todo producto de la observación. Durante las épocas de plaga, los hombres advirtieron que el único árbol indiferente para los atacantes era él y entonces comenzaron a estudiar sus virtudes. Ahora se sabe que más de doscientas especies de insectos son afectados por sus cualidades, además de garrapatas, nematodos, hongos, bacterias y virus.

En las personas es usado, con cierta profusión, para combatir los parásitos intestinales y no faltan los testimonios de su efectividad.

Desde el punto de vista ornamental es hermoso, con un verde intenso y una abundante “caballera” que hace las delicias de la visión. Algunos lo siembran en el jardín o para refrescar el portal.

Pero allá, en los extensos campos agrícolas, andan los derivados del Nim, combatiendo garrapatas, sarna porcina, cunícula y canina, el ácaro, el piojo y los cestodos en las aves; pero también sirve para controlar mosquitos, cura los hongos de los pies y, por si fuera poco, se conoce que desinfecta de bacterias las encías.

Si queremos cuidar el ecosistema este árbol tiene mucho que aportar y en esa dirección trabajan los técnicos y profesionales tanto del Ministerio del Azúcar como de la Agricultura; pero en la Villa Azul, en particular, ya hay muchas personas estudiando las posibilidades que la madre natura pone al alcance de nuestra mano.

No hay comentarios: