martes, 26 de abril de 2005

Macuto 3, un paraíso diferente.

Para no pocas personas la felicidad se circunscribe a un conjunto de pertenencias materiales y no nos parece acertado dar el espaldarazo a esa creencia de manera tácita.

En una visita reciente a un caserío que tiene por nombre Macuto 3, incrementamos nuestra opinión de que la felicidad tiene mucho de enigma. Es un lugar de novelas, donde cada pedazo tiene su historia y particularidades dignas de respetar y querer; pero todo ello gracias al empeño puesto por quienes permanecen allí, en ese sitio apartado del resto del macizo poblacional.

Tuvimos el inmenso placer de conversar con sus gentes y nos fue grato irnos contentos después de haber desandado terraplenes polvorientos, matizados por un tórrido sol, cielo despejado y potreros que piden a gritos un chubasco.

Macuto 3 queda como límite de los municipios de Puerto Padre y de Manatí, con un cuadro de pelota donde puede verse un trillo en el centro que marca la peculiar división.

Una colega escribió con sano humor criollo hace algunos años que puede un pelotero dar un batazo en Puerto Padre y la pelota caer, sin mucho esfuerzo, en el vecino municipio de Manatí.

Una Ceiba con más de cien años, una guásima que sobrevivió a un ciclón en la década del treinta y los vestigios de equipos mecánicos para la zafra que marcaron una época de explotación del hombre, son cosas que no olvidan quienes hurgan en la historia local.

Ahora Macuto 3 dispone de una Sala de Televisión y Video, donde se reúnen todos a debatir materiales y con ello incrementan sus conocimientos; pero también está la escuela, con una computadora y tecnología para recibir teleclases. En los techos de ambos centros pueden verse las placas solares que suministran energía eléctrica a ese equipamiento.

Viéndolo así, de esa manera tan simple y natural, como el entorno mismo de Macuto 3, no es desdeñable creer que gracias a esos adelantos científicos y al tesón de sus gentes, no están tan alejados como hace suponer en los mapas territoriales; pues en honor a la verdad, los hombres y las mujeres están lejos cuando la sociedad no los tienen en cuenta y este, por supuesto, no es el caso, sino todo lo contrario.

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