viernes, 2 de diciembre de 2005

Reabre galería José Martínez Ochoa

Por: Julián Puig Hernández.

Después de haber puesto a prueba el amor y la pasión de los artistas por su haber cotidiano, reabrió sus puertas la galería de arte José Martínez Ochoa, de Puerto Padre, institución cultural única de su tipo en el territorio.
La instalación, víctima de la escasez, pero no de las desatenciones, requirió la ayuda, y la tuvo, de quienes ven en ella la posibilidad de demostrar al visitante, autóctono o de paso, que en el territorio se cultiva bien la pintura, el grabado y la cerámica, principales vertientes de labor.
Los hacedores de tal empeño, principalmente del proyecto Alfa Portus, debieron poner a un lado pinceles y gubias, treparon al tejado y desde allí comenzaron la obra mayor: revitalizar el centro que por excelencia sirve de trampolín al conocimiento público.
El principalmente problema fue localizado en el techo, de tejas francesas, pues el disloque de tales piezas desmembró la estructura inferior, sobre todo el falso-techo por donde penetró la escasa lluvia de los últimos tiempos para humedecer paredes y rincones.
Sin dudas este fenómeno es un enemigo confeso de toda obra artística y los creadores empezaron a ver con miedo la perdurabilidad de sus trabajos en el interior del recinto.
Sumado al deterioro vinieron las limitaciones de recursos y el tiempo, arrollador e indolente; pero los artistas, sabedores del peligro, reunieron voluntades y pusieron todo su empeño en pos de rehabilitar el local, su local.
Fueron jornadas, fatigosas y difíciles, donde a cada dificultad hubo que buscarle una solución y aparecieron en su inmensa mayoría, no con toda la magnificencia que querían, pero sí con todo el decoro y la sencillez necesarios.
En la noche de este jueves, justo a las ocho y treinta, una multitud se agolpó en la puerta de la galería para asombrarse con un hecho singular: al romperse la puerta de cartón que dio acceso a la exposición, titulada No hay peor gestión, no encontraron pinturas, ni grabados, tampoco cerámicas, sino tres monitores por donde se trasmitieron cronológicamente en cinta de vídeo las labores acometidas por los artistas del territorio para devolverle el corazón a su institución.
Recobrados del asombro, fue que poco a poco pudieron verse expuestos, no obstante, un grupo de argumentos posibilitadores de vislumbrar la expuesto. No con alardes ni cosa que se la parezca, sino lleno de sencillez y emoción, ingredientes de buen grado.
Las facilitadoras pusieron en bandeja pedazos de tejas para servir a los visitantes y cada uno dispuso de una pieza, donde podía leerse creo en cada una de ellas y es cierto porque funciona muy bien, para los que creen y para los que crean.
En esta noche memorable, donde salió en claro que no todo está hecho, se ha dado un paso importante para continuar elevando el nivel de iniciativas que garanticen en la galería de arte una cuota de seguridad a cada obra expuesta.
Sin dudas, a partir de ahora, nuevo oxígeno nutre el pensamiento creador en las artes plásticas.

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