domingo, 12 de noviembre de 2006

Renael González cumple años


Por: Julián Puig Hernández.

Cada once de noviembre Renael González cumple años y su familia, que va más allá de hijos, esposa, nietos y nueras, se llena de regocijo: las personas comprometidas con la cultura, en particular, están de fiesta.
Este hombre humildísimo, sencillo, te acoge en su casa y habla, con fluidez, de cualquier tema, porque son muchos los libros devorados por sus despiertos ojos y te dice en jaranas unos versos muy pícaros que te marcan para toda la vida.
Nos cuenta que escribe porque son muchas las voces dentro de su cabeza diciéndole cosas y necesita escribirlas, no para vanagloriarse de eso ni para hacerse famoso, sino por una urgencia y, tal vez, el temor de una multiplicación de ellas y le sea imposible atenderlas a todas.
No pocas personas lo conocen por sus décimas, cuyos versos te hablan del sinsonte, las palmas, el amor, el río, las muchachas y los jóvenes, el barrio, los sueños locos de cualquier poeta. También pinta cuadros y enseña cómo hacerlo porque es disponer de otra herramienta por donde expresar las emociones contentivas en el alma inquieta y laboriosa.
Pudiéramos hablar también de su incesante tarea como promotor de la cultura, no solo en las fronteras nacionales sino, además, mucho más allá donde tiene amigos que le agasajan por eso pues los convoca todos, siempre les tiene en cuenta.
En este día tan importante, solo queremos reconocer al hombre sencillo que es Martín Renael González Batista. Cuando lo hacemos, parece asunto sin complicaciones; pero van con él también, miles de personajes y sucesos, inventados o verdaderos, que se han hecho eternos gracias a la impecable audacia de su trabajo creativo.

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