Por: Julián Puig Hernández.
La víspera del 28 de septiembre, justo a las doce menos quince minutos de la noche, una contagiosa conga afianzó la alegría que los integrantes de los Comités de Defensa de la Revolución, CDR, impregnaban en cada barrio.
Como es común cada aniversario de esta organización constituye un convite a la alegría y el compromiso de nuevas metas.
Recogida de materia prima, donaciones de sangre, guardias cederistas figuran entre los principales cometidos de esta multitudinaria masa.
Desde las primeras horas del día veintisiete podían verse los ajetreos de limpieza y embellecimiento, mujeres con escobas barriendo hasta dejar bien limpio cada rincón del barrio, otros sobre escaleras ponían largas cadenetas de papel coloreado, sobre todo el rojo, azul y blanco, distintivos de la Bandera Nacional.
Los más jóvenes ajustaban los equipos de audio y seleccionaban música para bailar hasta el amanecer.
Mientras en las ollas inmensas la cocción de viandas y carnes hacían el milagro de la famosa caldosa, grupos dispersos jugaban dominó o hacían rifas a dulces caseros.
Cuarenta y seis años de continuo trabajo, con renovados bríos impregnados por jóvenes en su mayoría que constituyen la organización de masas más abrumadora de Cuba, el brazo de apoyo más sólido, desde el punto de vista civil, con que cuenta la Revolución Cubana.Hay suficientes razones para estar de fiesta.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario