viernes, 27 de octubre de 2006

El sombrero de Camilo


Por: Julián Puig Hernández.

Alas tiene tu sombrero. ¡Cuánta significación en las alas! Vienes de allá de los años y te vuelves hoy, gracias a las alas de tu sombrero: se me ocurre. Alas también para merodearnos desde la altura, como el generoso guardián que nos circunda.
Alas tiene tu sombrero. Gracias a las alas te vemos siempre joven, sonriente e insomne, Héroe de Yaguajay. Se nos prende tu imagen imperecedera, como el beso aquel de la niñez que nunca se olvida.
Alas tiene tu sombrero. Comandante de pueblo, como deben ser los auténticos comandantes, hecho del plomo y la bondad, fundidos con las sabias del corazón tierno y mezclado con la miel eterna de la virtud.
Alas tiene tu sombrero. Andas por los aires, sobre las sabanas que fueron tu medio más natural; pero fraguado en las montañas irredentas de la Sierra. ¿Y del Granma? Sobre las aguas también vino tu figura, entre la turbulencia de las noches fecundas, con la convicción del porvenir como proa y te adentraste en los enredados mangles, bajo el plomo y los mosquitos. No te amilanaste nunca porque una fe inaudita iluminó tus días.
Alas tiene tu sombrero. Vuelan los años y aquí estás, entre nosotros, en los felices y en los tristes días, incansable comandante de pueblo.
Venga una vez más tu sombrero alón para llenarlo de flores, frescas y hermosas. Vengan las manos de niños, mujeres, ancianos, el pueblo todo, a depositar el tributo de amor sobre el mar por donde vuelan las alas de tu sombrero.

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